¿Qué consideraciones podría tener un psicólogo/a para no atender un caso de custodia o relaciones filiares?
- Malvaliz Santana PhD.

- 30 sept 2024
- 4 Min. de lectura

Existen varias razones por las cuales un psicólogo puede decidir no atender a un menor en un caso de custodia o de relaciones filiares. Estas razones pueden estar relacionadas con principios éticos, conflictos de interés, limitaciones profesionales o circunstancias del caso.
1. Conflicto de Interés
Un psicólogo puede negarse a intervenir si tiene una relación previa con alguno de los progenitores o tutores legales, lo cual podría afectar su objetividad en el proceso. Según la APA (Asociación Americana de Psicología), los psicólogos deben evitar relaciones duales que puedan afectar su imparcialidad o eficacia profesional .
Si el psicólogo ha sido contratado o tiene vínculos previos con los abogados de una de las partes, esto podría generar un sesgo percibido o real, lo cual es éticamente inaceptable en este tipo de evaluaciones .
2. Falta de Competencia Profesional
El psicólogo puede no estar capacitado en temas relacionados con la evaluación forense o la custodia de menores. Según el Código Ético de la APA, los psicólogos solo deben aceptar tareas para las cuales estén adecuadamente capacitados .
Si el caso involucra factores como abuso infantil, violencia doméstica o trastornos psiquiátricos complejos, el psicólogo puede sentirse insuficientemente preparado para tratarlo y, por lo tanto, rechazarlo,
3. Preocupaciones Éticas
Es posible que los psicólogos enfrenten presiones por parte de los padres o abogados para sesgar su evaluación a favor de una de las partes. Esto representa una violación de las normas éticas, ya que la evaluación debe ser imparcial y orientada hacia el bienestar del menor .
Los psicólogos pueden detectar intentos de manipulación por parte de alguno de los progenitores, lo cual puede distorsionar la verdadera perspectiva del menor y complicar el proceso de evaluación. Según estudios sobre las disputas de custodia, los niños a menudo son utilizados como instrumentos de manipulación, lo que afecta su bienestar psicológico.
4. Imparcialidad y Neutralidad
En casos de custodia, el psicólogo no actúa como terapeuta, sino como evaluador forense. Esto requiere una postura completamente neutral. Si el profesional siente que se le está pidiendo tomar partido en el conflicto, puede declinar su participación para evitar comprometer su integridad ética .
Si el psicólogo reconoce que no puede mantener la objetividad debido a razones personales o profesionales, es ético que decline el caso.
5. Incompatibilidad con el Proceso Judicial
Los tribunales a menudo designan sus propios evaluadores de custodia, lo que puede excluir la participación de un psicólogo externo. Además, las normativas judiciales pueden imponer restricciones sobre cómo deben realizarse las evaluaciones.
Los psicólogos están obligados a proteger la confidencialidad del paciente. En evaluaciones de custodia, sus informes pueden ser divulgados a las partes involucradas, lo cual podría crear conflictos éticos si se considera que dicha divulgación puede perjudicar al menor.
6. Problemas de Tiempo o Disponibilidad
Los casos de custodia requieren múltiples sesiones, evaluaciones detalladas y la redacción de informes para el tribunal, lo que puede consumir mucho tiempo. Si el psicólogo tiene una agenda ocupada, puede ser ético no aceptar el caso .
Las disputas de custodia pueden extenderse por meses o años, lo que requiere el compromiso a largo plazo del psicólogo. Si este no puede comprometerse adecuadamente, puede ser preferible referir el caso a otro profesional .
7. Razones Personales
Algunos psicólogos prefieren no participar en casos legales debido a la carga emocional y la presión asociada con estos procedimientos. Según un estudio de Professional Psychology: Research and Practice, muchos psicólogos evitan intencionalmente involucrarse en disputas de custodia debido al alto estrés que genera la intervención judicial .
Si un psicólogo ha tenido experiencias negativas en casos anteriores, como sentirse manipulado por el sistema legal o los litigantes, puede optar por no participar en casos futuros de custodia.
Estas razones están respaldadas por los principios éticos de la profesión, como los establecidos en el Código Ético de la APA y las guías de práctica para psicólogos forenses, asegurando que la intervención sea siempre en beneficio del menor y manteniendo la integridad del proceso judicial.
APA Ethical Principles of Psychologists and Code of Conduct, Standard 3.05.
Custody Evaluations and Ethical Issues in Family Law, APA Publications.
Competency in Forensic Settings, American Psychological Association.
Joan B. Kelly, The Impact of Parental Conflict on Children, Family Court Review, 2012.
Ethical Challenges in Custody Evaluations, APA.
Amato, P.R., The Effects of Divorce on Children: Good, Bad, or Indifferent?, Journal of Marriage and Family, 2001.
Melton, G.B., Petrila, J., Poythress, N.G., & Slobogin, C. (2007). Psychological Evaluations for the Courts, APA Press.
Knapp, S., & VandeCreek, L. (2012). Practical Ethics for Psychologists, American Psychological Association.
Legal Guidelines for Custody Evaluations, American Academy of Matrimonial Lawyers.
McHale, J., & Lindahl, K., Family Observations and Custody Decisions, Journal of Child Custody, 2009.
Davies, S., & Frawley-O'Dea, M.G. (2006). The Roles and Responsibilities of Forensic Psychologists, Professional Psychology.
Stahl, P.M. (2011). Conducting Child Custody Evaluations, Guilford Press.
Stress and Burnout in Legal and Forensic Work, Professional Psychology: Research and Practice, 2010.
Thomas, S., Why Psychologists Avoid Legal Cases, Journal of Forensic Psychology, 2014.



Comentarios